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SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA

Configurados más profundamente con Cristo, se participa por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor.

SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA

La Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor (CEC 1322).
«Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura» (CEC 1323, SC 47).
La Eucaristía es «fuente y culmen de toda la vida cristiana» (LG 11). «Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua» (CEC 1324, PO 5).
La Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: «Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses 4: 18: 5).

Cuándo se realiza?

Las Eucaristías se realizan de la siguiente manera:
   • Lunes: 
        18:00 (6 pm).
   • Martes a sábado: 
        07:30 (7:30 am), 
        18:00 (6 pm).
   • Domingo: 
        08:00 (8 am), 
        10:00 (10 am), 
        12:00 (12 m), 
        18:00 (6 pm).

Quien puede recibir este sacramento?

Nuestro Señor Jesucristo dejó como mandato que todos celebremos este sacramento (cf. Lc. 22: 19-20, Mc. 14: 22-25, Mt. 26: 26-29, 1Co. 3: 23-29), insistiendo en su necesidad para poder salvarnos (cf. Jn. 6: 54).
La primera vez que recibimos la sagrada comunión en una Eucaristía, se realiza después de haber recibido una catequesis de preparación, en una celebración especial a la que llamamos PRIMERA COMUNIÓN.
Dado que la Eucaristía es «fuente y culmen de toda la vida cristiana» (LG 11), y que por la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando «Dios será todo en todos» (1Co. 15: 28), la Iglesia recomienda vivamente a los fieles que reciban la sagrada comunión cuando participan en la celebración de la Eucaristía (CEC 1417); y les impone la obligación de hacerlo al menos una vez al año: «Oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar» (cf. CIC 1246).
El mandamiento de Jesús de repetir sus gestos y sus palabras «hasta que venga» (1Co. 11: 26), no exige solamente acordarse de Jesús y de lo que hizo. Requiere la celebración litúrgica por los Apóstoles y sus sucesores del memorial de Cristo, de su vida, de su muerte, de su resurrección y de su intercesión junto al Padre (CEC 1341).
Así, de celebración en celebración, el pueblo de Dios peregrinante «camina por la senda estrecha de la cruz» (AG 1) hacia el banquete celestial, donde todos los elegidos se sentarán a la mesa del Reino (CEC 1344).
Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor (CEC 1322).

Qué requisitos hay? (EUCARISTÍA)

No se exigen requisitos para asistir, no obstante, se sugiere:
   • Llegar con al menos 10 minutos de anticipación para disponerse adecuadamente.
Para mayor información, comunicarse directamente con el Despacho Parroquial.

Qué requisitos hay? (PRIMERA COMUNIÓN)

Se debe inscribir al curso de preparación para Primera Comunión, de acuerdo a la programación de la Parroquia.
Con anticipación se deben presentar en el despacho parroquial, los siguientes documentos:
   • Debe tener al menos ocho (8) años cumplidos.
    • Registro civil de quien realizará la primera comunión.
   • Registro civil o partida de bautismo de los padres.
   • Partida de matrimonio de los padres, si son casados por la Iglesia Católica.
   • Fotocopia del documento de identificación válido, de los padres.
   • Partida de matrimonio de los padrinos, si son casados por la Iglesia Católica.
   • Fotocopia del documento de identificación válido, de los padrinos.
Adicionalmente, antes de realizar la primera comunión, se requiere:
   • Dar una ofrenda de acuerdo a lo establecido por la Parroquia.
Por último, se recomienda:
   • Los padrinos deben ser católicos.
   • Los padrinos pueden ser casados o solteros, pero NO deben vivir en unión libre.
Para mayor información, comunicarse directamente con el Despacho Parroquial.

Cuál es el fruto de este Sacramento?

Al celebrar el memorial de su sacrificio, ofrecemos al Padre lo que Él mismo nos ha dado: los dones de su Creación, el pan y el vino, convertidos por el poder del Espíritu Santo y las palabras de Cristo, en el Cuerpo y la Sangre del mismo Cristo: así Cristo se hace real y misteriosamente presente (CEC1357).
Por tanto, debemos considerar la Eucaristía (CEC 1358):
   • como acción de gracias y alabanza al Padre.
   • como memorial del sacrificio de Cristo y de su Cuerpo.
   • como presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu.
La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo. Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto principal la unión íntima con Cristo Jesús (CEC 1391, cf. Jn. 6: 56).
La comunión con la Carne de Cristo resucitado, «vivificada por el Espíritu Santo y vivificante» (PO 5), conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo (CEC 1392).
La Eucaristía no puede unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo tiempo de los pecados cometidos y preservarnos de futuros pecados, es decir, la comunión nos separa del pecado (CEC 1393).
La Eucaristía fortalece la caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados veniales (cf. Concilio de Trento: DS 1638).
Si los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo, por ello mismo, Cristo une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia (CEC 1396).